Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di a Isaac. (Josué 24:2-3 RVR1960)
En este versículo, Dios a través de Josué establece una diferencia marcada entre una generación frente a otra. Dios deja claro que el padre de su pueblo es Abraham. Y mi pregunta es: ¿qué pasó con el papá de Abraham y los demás israelitas que vivían antes de Abraham?
Dios contesta esa pregunta cuando dice, a través de Josué, que el padre de Abraham y los demás, que vivían al otro lado del río, le servía a dioses extraños.
Dios llamó a Abraham, lo sacó de ese lado del río y le dijo que heredaría una tierra nueva y que aumentaría su descendencia. A veces hay personas que Dios ha llamado para entregarles un propósito y lamentablemente siguen viviendo en el mismo lugar y siguen sirviendo a su cultura, su dinero, su fama, sus costumbres, sus deseos, etc. Abraham salió de todo, por servir a Dios.
En otras palabras ni el padre de Abraham, ni el propio Abraham eran perfectos. La diferencia entre ser contado como padre de una nación es marcada con el servicio. En este caso, la fe de Abraham en Dios hizo que aceptara el reto de salir de su tierra y de la casa de sus padres para realizar lo que Dios tenía para Él y su pueblo.
Primeramente tenemos que entender que nuestro principal propósito es servir a Dios, solamente a Él. Todo lo demás lo podremos hacer si lo ponemos a Él primero. Además, si le servimos, Él nos hablará y dirá el camino que debemos tomar. No significa que seremos perfectos (el mismo Abraham tomó caminos equivocados) pero llegaremos a donde Dios quiere que lleguemos. Servirle a Dios, nos garantiza que veremos su gloria y sus promesas cumplidas.
Abraham para ser padre de multitudes, tuvo que confiar en que Dios le daría hijos y cuidaría de sus hijos. Y Dios sí cuidó de ellos e hizo de ellos su pueblo y nación.
Si lees a Josué, en el capítulo 24, notarás que Dios estuvo con Israel en todo momento. En ocasiones Israel tuvo que pelear junto a Dios para ganar tierras y en otras Dios lo hizo todo.
Dios le dio un hijo a Abraham aun cuando Sarah era mayor de edad y estéril.
Por lo tanto, puede darte un propósito, aun cuando no te sientas capacitado para tenerlo. Él sabrá el momento adecuado.
Confía
Dios sacó a Israel de la esclavitud en Egipto.
Dios puede sacarte de tu esclavitud: adicción (sexo, drogas, alcohol, etc.), orgullo, odio, deseos fuera de la voluntad de Dios, costumbres y tradiciones que van contra su propósito, entre muchas otras cosas que detienen y son tropiezo al hombre y la mujer en conocer verdaderamente a Dios y su hijo Jesús.
Dios acabó con el faraón. Así también, Dios puede acabar con tu enemigo.
Dios los alimentó y protegió en el desierto. Dios puede alimentarte y protegerte en tu desierto y tormenta (depresión, economía, enfermedad, etc.)
Dios les entregó la ley moral. Dios puede enseñarte lo que es verdaderamente bueno delante de sus ojos y lo que verdaderamente es necesario para vivir en paz y armonía.
Dios les entregó tierra nueva, llena de frutos y fortalecida. Dios también puede entregarte un lugar nuevo, un propósito nuevo, frutos nuevos y una fortaleza nueva.
A veces como Abraham, tendremos que dejar todo atrás. El pasado, las costumbres, las tradiciones, nuestra cultura, incluso nuestros padres, amigos, etc., porque Él quiere cambiar tu nacionalidad para hacer una nueva Nación. Una Nación donde Él pueda ser Rey y tú puedas ser hijo del Rey. Dios quiere cambiar tu nacionalidad para que seas hijo de Él y tengas una nueva identidad.
Solo tienes que aceptar a Jesús como tu único y exclusivo salvador, creer en Él y en su Palabra. Así podrás servirle a Dios y Él se encargará del resto.
¡Dios te bendiga!
Con mucho amor,
A. Lamboy
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