Tema: Seamos imitadores de la Luz Verdadera

S. Mateo 5:14 RVR1960

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

Quisiera tomar un momento para dar gracias a Dios por la oportunidad que me da de compartir su palabra a través de estos artículos. Además, agradecerles a ustedes quienes leen y comparten está información. Espero en el Señor Jesús que les bendiga e ilumine siempre. 

Cuando leo el versículo anterior leo un adjetivo y un verbo. Leo que, si Jesús está en nuestro corazón, nosotros somos la luz de este mundo. Asimismo, leo que tenemos que salir de nuestro escondite. Muchos al leer este versículo interpretan que la luz de nuestro Señor no se puede esconder y es cierto, pero ¿y la de nosotros? 

Jesús es la luz por la cual nos guiamos en medio de la oscuridad, que en este mundo se representa por la falta de comunión con nuestro Padre y Creador.  Él y sólo Él es el camino para regresar a nuestro Padre. Gracias a Dios, Jesús se enfrentó incluso a la muerte para encender la luz en este mundo. Hoy Jesucristo nos habla diciendo que ahora que le conocemos pasamos a ser luz y que debemos brillar para que las demás personas también puedan ver el camino. 

El domingo pasado siento que Dios habló a mi vida a través de mi pastor de una manera especial. Una de las razones es que parte de este artículo lo escribí el 15 de diciembre del año pasado y el mensaje que escuché confirmó el mensaje que escribía.

La luz puede iluminar un lugar oscuro. Ese lugar oscuro puede ser una carretera, un hogar y para darle un tono emocional, puede ser un corazón, un pensamiento, una relación, etc. Jesús puede darle claridad a cualquier situación que esté pasando en nuestras vidas. El problema es que no todo el mundo lo sabe o lo cree. 

Hay dos maneras para tratar de que la gente entienda que Jesús es real y que puede iluminar el camino hacía su libertad. Primero hay que tener conocimiento y Jesús ofrece conocimiento a través de la palabra, pero donde más impacto hizo fue con sus acciones. Por lo tanto, hay que conocer, pero hay que poner en acción lo que conocemos. 

A veces nos enfocamos en hablarle a la gente de Jesús y decir la verdad acerca del pecado y eso no es malo, pero si no hacemos lo que Jesús hizo, pues de nada nos sirve. Sería como esconder nuestra luz por el conocimiento. Mi pastor enseñó que el Señor nos mandó a brillar. Y fue reveladora la comparación que realizó entre el creyente y una bombilla. La bombilla se pone para alumbrar. Eso es lo que somos nosotros. Nosotros somos bombillas dentro del camino para que la gente vea y pueda ir a buscar ayuda. 

Quiero dar un pequeño ejemplo: Cuando Jesús caminaba por los lugares mucha gente le seguía y le buscaba, porque Él brillaba en conocimiento, pero más que nada brillaba por sus acciones. Jesús no tenía que buscar a la gente, la gente lo buscaba a Él. Hermano, si un día estás en tú casa y yo toco a tu puerta y comienzo a decirte lo mal q estas, y los errores que estás cometiendo, es probable que no hagas caso de lo que te diga en ese momento. Aun cuando sea la verdad, sentirás un ataque a tu persona y una invasión a tu privacidad. 

Por otro lado, si yo hago las cosas como deben ser hechas, según Jesucristo, y Dios me da la oportunidad de conocerte y ser un amigo fiel, leal, justo y seguidor de Jesús, estoy seguro que algún día cuando te sientas perdido, que probablemente no veas salida a una situación, verás la luz de Jesús encendida en mí. Esa Luz que será demostrada con mis acciones hará que llegues y hables conmigo. Me harás preguntas y Dios me hará recordar el conocimiento de su palabra para decirte lo que necesites para Él tocar tu corazón y ayudarte. Creo como mi pastor, que no se trata de regañar se trata de brillar con la luz de Cristo.  Es interesante que debemos conocer la verdad, pero para decir lo que conocemos a alguien, primero debemos brillar para que pueda acercarse y estar abierto a caminar en un camino alumbrado. 

Quiero hacer énfasis en que para ser luz debemos imitar a Cristo. En 3 Juan capítulo 1 y versículos del 11 al 13 RVR1960. Dice:

Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.

Ósea que el que hace lo bueno es porque ha visto a Dios. Jesús a visto a Dios y como escribí en un artículo anterior Jesús es bueno. Pues imitemos a Jesús y seremos linternas encendidas para aquellos que aún no han tenido la oportunidad de ver a Dios a través de nuestro Señor Jesús. Recuerda que conocer a Jesús es maravilloso y necesario, pero imitar sus acciones son la manera de ser la luz que la gente puede observar en un mundo con caminos tan oscuros como los que estamos viviendo en este siglo. 

Nuestras obras no nos dan la salvación, pero glorifican a nuestro Dios y son como luz en la oscuridad. Glorifiquemos a Dios, imitando a Jesús y seremos luz para el que necesita ver el camino a la vida.

¡Dios les bendiga! 

Atentamente,

A. Lamboy

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