Tema: Una relación correcta entre la iglesia y los líderes.

1era de Corintios 4:1-5

En este capítulo Pablo continúa hablándole a la iglesia de tener cuidado de exaltar demasiado a los líderes de la iglesia. Pablo siendo uno de ellos se usa de ejemplo junto a Apolos, para que ellos entiendan que ellos son sólo siervos de Dios encargados de enseñar el evangelio. Termina el capítulo anterior recalcando que no se jacten de seguir a un líder humano. 

Pablo continúa hablando acerca de cómo él se preocupa solamente de que todo lo que el haga sea del agrado de Dios. Una realidad que enfrentamos cada día es la necesidad de agradar a otros, que es algo bueno si es referente a ser de bendición a otros. El peligro es caer en exigirnos cumplir las expectativas de otros y no concentrarnos en agradar a Dios. Todos tenemos cosas que el Señor nos ha dado por las cuales somos responsables, ya sea ministerios, familia o trabajos. Y Pablo nos habla de que tenemos que ser fieles y cumplir con esas responsabilidades, pero no debemos enfocarnos en hacer todo lo que otros quieran o tengan la expectativa de que hagamos. Nuestro llamado y nuestro enfoque debe ser siempre agradar a Dios, y que sea Él quien apruebe nuestros actos. Este mensaje Pablo lo lleva a la iglesia porque se estaban enfocando en los líderes que tenían. Pablo quería que la iglesia tuviera a Dios como el centro de toda obra que ellos realizaban. Yo considero que esto es algo importante para nosotros entender, porque todos somos seres imperfectos y Dios en su gran misericordia nos utiliza como instrumentos para su Gloria. En este capítulo Pablo nos llama a que nos acerquemos a Jesús y al final Él dará recompensa a cada cual por lo que haya hecho. 

Quiero reconocer que es bueno tener personas que nos dirijan y nos enseñen de la palabra, pero debemos verlos como seres humanos que también dependen de Dios en su vida y en la obra que hacen en la iglesia. Dios nos motiva a que busquemos conocer de Dios leyendo su palabra y pasando tiempo en oración. Así que, ¡busquemos su rostro, leamos su palabra y obremos según ella y al final Dios nos recompensará! ¡Que Dios te bendiga!

Atentamente, Luis