Ciertamente estamos viviendo una crisis nunca antes experimentada por nuestra generación. Y debemos reconocer que no todos tenemos las mismas herramientas, capacidades o el conocimiento para enfrentarla. Hoy quiero darte la noticia de que esta crisis al igual que muchas otras que hemos enfrentado pasará y llegará a su fin. Mi pregunta para ti el día de hoy es: ¿Cómo quieres estar cuando termine esta crisis?
Hay tres posibilidades:
1- ¿Cuándo se acabe esta crisis estarás peor que cuando comenzó?
2- ¿Estarás igual que cuando comenzó?
3- ¿Estarás mejor y más fortalecido que cuando comenzó?
Para entender cómo enfrentar una crisis debemos entender qué es y qué herramientas necesitamos tener para enfrentarla.
La crisis en sí misma es un desequilibrio o desbalance entre la razón y las emociones causado por un evento que demanda o exige en ti algo que piensas que no tienes las herramientas, el poder, el ánimo o el conocimiento para hacer, arreglar o darle al que te lo pide o demanda. Hay veces que no solo lo pensamos, sino que en realidad no poseemos las herramientas, el ánimo, el conocimiento o el poder para enfrentar la crisis. Las crisis pueden traer un resultado negativo, pero también pueden conllevar al desarrollo de un nuevo conocimiento y/o una nueva destreza. En fin, las crisis pueden traer también un resultado positivo.
En Génesis capítulo 14, el pueblo de Dios estaba experimentando una crisis. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. (Éxodo 14:10-13, 15-16 RVR1960)
Como ven, el pueblo de Dios ya estaba acostumbrado a vivir como esclavos. Para ellos era mejor volver a la esclavitud que enfrentar lo desconocido de vivir en libertad. Para el pueblo de Israel ya era su norma ser esclavos. Ya sabían lo que tenían que hacer para que su comida y su techo estuvieran “seguros” en Egipto. Ahora que son libres, según el texto, Israel se está enfrentando a una nueva vivencia, la cual no conocían y no sabían en ese momento qué hacer para proteger sus vidas. Ese evento hizo que sus pensamientos y emociones se desbalancearan. Estaban en el desierto y un ejército les perseguía. Por lo tanto, tuvieron pensamientos negativos, temor, angustia y desesperanza. Ese pueblo que tenía un Dios poderoso que los había librado de la esclavitud se olvidó de ver a Dios y comenzó a ver al Faraón.
¿Sabes por qué?
El ser humano se considera un sistema. O sea, un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí. Sí, Alfredo Lamboy es un sistema que se compone de su cuerpo (somático), de lo que piensa (cognición), de sus emociones (afecto), cómo se siente acerca de sí mismo, de los demás, del mundo y de los eventos que le rodean. Además, se compone de sus acciones (conducta), sus relaciones interpersonales (experiencias sociales) y para mí el más importante, pero que no todos lo consideran importante o no tienen interés de desarrollarlo, es el subsistema espiritual. Ese es el elemento de búsqueda, fe, esperanza, etc.
Debemos recordar que todos los elementos están relacionados entre sí. Por lo tanto, lo que pienso afecta lo que siento y lo que siento afecta lo que hago y lo que hago afecta a quién está a mi lado. Y el que está a mi lado puede afectar lo que pienso, siento, etc. Lo que hago también puede afectar mi salud física, mental, emocional y así sucesivamente. Pues así mismo pasa con nuestro subsistema espiritual. Si no está desarrollado, puede afectar todo el resto de los elementos y causar una secuencia de eventos que pueden ser negativos a la hora de enfrentar una crisis o a la vida en general.
Nosotros, como seres humanos, al momento de ocurrir un evento que no conocemos o que nos toma por sorpresa, es normal que lleguemos a pensar como el pueblo de Dios. Y más aún, cuando no tenemos el conocimiento o herramientas para enfrentarlo. Te digo esto para que entiendas que no debes sentir vergüenza si alguna vez llegas a sentir que no puedes enfrentar una situación. Hay personas que tienen el conocimiento, pero no tienen las herramientas. Sin embargo, otras tienen las herramientas, pero no el conocimiento para usarlas. Yo quiero decirte que Dios está contigo y ha puesto personas dispuestas e inquietadas por Él para servir de maestros, guías, consejeros, líderes, médicos, entre otros, para ayudarte a enfrentar las crisis que puedan llegar a tu vida. Tú no estás solo, hay ayuda. Pídele ayuda a Dios. Reconoce que Dios pone personas a tu alrededor que quieren y pueden ayudarte.

Si notas en el texto bíblico, mientras el pueblo de Dios clamaba, Moisés les decía “no teman y estén firmes y ved la salvación que Dios hará hoy con vosotros”. Dios puede poner a un Moisés en tu vida para ayudarte y recordarte que podrás salir de esta crisis. O tal vez, Dios te ha puesto a ti para que ayudes a otros a enfrentar la crisis. Dios nos ha dado herramientas que podemos utilizar para enfrentar la crisis o ayudar a otros a enfrentarla, pero mejor aún, nos ha dado las herramientas que Él puede utilizar para que su gloria sea manifestada.
Dios le dice a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.” Ya Moisés tenía consigo la herramienta que Dios iba a utilizar para salvar a Israel. Gracias a su obediencia Dios pudo glorificarse, el pueblo de Israel salvarse y todo pueblo y nación supo de lo que Dios es capaz.
Pasos que siguió el pueblo de Dios:
1- El pueblo de Dios clamó y Moisés les afirmó que Dios los libraría del Faraón. (Fe)
2- Dios dijo a Moisés alza tu vara, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, y dile al pueblo que marche. (Escuchar, conocer y creer la palabra de Dios.)
3- Moisés alzó su vara sobre el mar y lo dividió. El pueblo marchó entre medio de las aguas en seco. (Obedecer la voz de Dios, la palabra de Dios)
4- El Faraón con todo su ejército pereció ese día. (Victoria)
Si clamamos a Dios, le escuchamos y le obedecemos, venceremos esta y otras crisis que vendrán.
Dios es la herramienta más útil, poderosa e importante para enfrentar una crisis y salir victorioso y fortalecido de ella.
Dios siempre le habla a su pueblo:
En Isaías 26:20 el pueblo de Dios estaba enfrentando una Crisis. De repente, la norma de estar libres, salir a dónde querían, visitar a quienes querían les fue prohibida. Y a diferencia de nosotros, no les fue prohibido por un gobernador, sino que fue un mandato de su Creador. Dios les mandó a estar en sus casas por un periodo de tiempo hasta que fuera seguro para ellos salir y volver a su normalidad.
Al día de hoy, debido al Covid 19, se nos está pidiendo que nos quedemos en la casa y ese no era el balance que teníamos. Esa no era la manera en que vivíamos hace tan solo unos meses atrás. Tengo que decirte que, al igual que otras crisis, esta crisis puede traer nuevos conocimientos y destrezas a tu vida. Dios puede aprovechar esta crisis para que le prestes atención y, como el pueblo de Israel, pongas tu mirada en Él. Yo no estoy diciendo que Dios es el creador de esta crisis, estoy diciendo que puede utilizar esta crisis para tu beneficio.
Lamentablemente el mundo está en constante cambio y nosotros, los seres humanos, hemos cambiado la voluntad de Dios por la nuestra. Ciertamente, eso ha afectado los demás elementos que constituyen en un planeta saludable, en una sana convivencia, en una buena salud física, mental y emocional. Recordando el elemento más importante del que les hablé anteriormente, una sana y verdadera relación con nuestro Dios. ¡Hacer la voluntad de Dios!
Todo se resume en que nuestro deber es leer la palabra de Dios escrita, meditar en ella, escuchar la voz de Dios y obedecerla. O sea, poner en acción lo que hemos aprendido. Tener fe de que Dios es más grande que todo lo que conocemos y lo que no conocemos. Tener la certeza de que Él nos ama y como Él nos ama, su voluntad será obrar para nuestro beneficio y para el beneficio de quienes ven nuestro testimonio al caminar dentro de la crisis.
Debemos ver y vivir la vida con la confianza de que Dios es eterno y que su amor es eterno. Tenemos que reconocer que nuestra crisis no es más que una oportunidad de depender de Dios y de verlo obrar en nuestras vidas. Eso hará que mucha gente lo busque a Él. Lo quiera conocer a Él. Hoy Dios está tocando a tu puerta y quiere que le abras y te des la oportunidad de conocerlo.
¿Quieres salir de esta crisis mejor que cuando comenzó?
Entrégale tu vida a Jesús. Entrégale tu corazón a Jesús. Entrégale tus emociones a Jesús. Entrégale tu sistema completo a Jesús, ese del que hablamos anteriormente. ¡Entrégale todo a Jesús!
Yo no puedo prometerte que te dará el trabajo que perdiste, que sanará tu enfermedad o que resucitará a tu ser querido, pero puedo prometerte que cambiará tus pensamientos, tus emociones, la manera en que te sientes contigo mismo, con el mundo y con los eventos difíciles que has enfrentado y los que enfrentarás. Tu manera de actuar, o sea, tu comportamiento será diferente. Tus relaciones con otras personas serán diferentes. La manera de cuidar tu cuerpo cambiará y tu espíritu cambiará, porque ya no será tu espíritu, sino que tendrás al Espíritu de Dios en ti. El Espíritu Santo te fortalecerá y será parte integral de tu relación con Jesús y tu Padre celestial.
Él te enseñará que cada día trae su propio evento al que se le debe prestar atención. También te dejará saber que cada día Él te dará lo necesario para vivir, porque ya lo tiene provisto para ti y para los tuyos.
En otras palabras, Dios te enseñará a vivir según su voluntad. ¿Estás dispuesto?
No dejes pasar esta oportunidad que Dios te da para acercarte a Él. ¡Toma la herramienta de la fe y vencerás!
¡Dios te bendiga!
Con amor,
A. Lamboy
