Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo.
S. Juan 11:3 RVR1960
Cuando Jesús fue notificado acerca de la enfermedad de Lázaro, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. (Juan 11:4) Luego de decir estas palabras, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. (Juan 11:6)
Sabes, Jesús amaba a Lázaro y a su familia. Sin embargo, no se apresuró a sanar a su gran amigo. Es impresionante que Jesús haya esperado tanto para ir a donde estaba Marta y Maria, para sanar a Lázaro. Cualquier otra persona podría poner en duda el amor de Jesús, pero hay que entender que Jesús esperó por amor al Padre y a todos los que estaban con él. Jesús sabía lo que iba a suceder y lo permitió para que Dios fuera glorificado y la gente creyera en Él y que en Él hay vida. A veces, podemos pensar que Jesús se tarda en llegar, pero Él siempre llega a tiempo.
Al pasar los dos días, Jesús dijo: “Vamos a Judea otra vez y los discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.”(Juan 11: 7,10)
Me alegra saber que Jesús siempre viene a nuestro rescate, aún cuando esté su vida en riesgo y aún cuando para los demás ya no haya más que hacer por nosotros. Había judíos que querían matarlo y aún así Jesús fue a donde estaba Lázaro. Esto no debe sorprendernos, recuerden que Jesús murió por nosotros y nos libró de la muerte. Así que debemos estar seguros de que no importa la situación, Él vendrá por nosotros. Además, Jesús nos dejó claro que, debemos caminar en la Luz del día y no en las tinieblas de la noche.
Jesús les dijo después a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.”
(S. Juan 11:11-12 RVR1960)
Este versículo me parece revelador, ya que nos deja ver la fe de los discípulos. Yo creo que cuando los discípulos dicen “si duerme sanará”, están pensando que si está muerto no sanará. Pienso de esta manera porque nuestra fe es limitada y el Señor lo sabe. Así que, Jesús les dijo claramente: “Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.”
Lo mismo pasó con Marta cuando Jesús llegó y le dijo: “Tu hermano resucitará.” (Juan 11:23) Marta, una mujer de fe, le dijo: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.” (Juan 11: 23 – 24) Marta no creía que Jesús hablaba de resucitar a su hermano en ese mismo momento. Ella no pensó en el presente, sino que pensó en el futuro. Y déjame decirte, que es cierto que hay un futuro donde habrá resurrección, pero Jesús quiere sanar y resucitar a muchos de la muerte hoy, en el presente. ¡Jesús lo puede y quiere hacer hoy!
Recuerda que, Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? ” (Juan 11:25-26)
Marta le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Esto me enseña que, en ocasiones creemos quién es Jesús, pero no creemos en lo que puede hacer en nuestras vidas o en la vida de otros. Esto lo podemos ver cuando Jesús, profundamente conmovido, fue al sepulcro y dijo: “Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.” (Juan 11:36)
Marta, quien había dicho que creía que Jesús era el Cristo, el hijo de Dios, que había venido al mundo, ahora sin querer trata de obstaculizar la obra de Dios diciendo “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”
A veces Jesús nos tiene que recordar y decir “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”
Así nosotros poder contestar y afirmar que no solo creemos en Jesús, sino que también creemos en lo que puede hacer por nosotros o por alguien más.
“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.” Juan 11:41- 44)
¡Qué hermoso es nuestro Señor!
Sabes algo, muchos de nosotros estábamos muertos de muchos días. Nuestro olor era desagradable a nuestro Dios. Jesús, fue enviado a librarnos de la muerte y darnos vida. Yo estuve muerto por muchos años y probablemente muchos pensarían que ya no había más que hacer por mí. Pero un día mientras estaba en esa cueva con una piedra que me hacía imposible salir. Escuché a Jesús decir ¡Quiten la piedra! Y aunque todavía estaba dentro, tuve esperanza.
Cuándo vi la luz que entraba en la cueva oscura no me atrevía a salir, pero Jesús me llamó en voz alta y me dijo: ¡está abierto, ven fuera! Y trato de caminar junto a Él en la luz y no en las tinieblas, reconociendo que Jesús me sacó de la muerte para darme vida. Y todo aquel que cree en Él, aún cuando esté muerto vivirá.
¿Qué estás esperando?
Jesús mandó a sacar la piedra y está dejando entrar luz. Jesús te dice: ” Ven fuera” ¡Sal!
¡Dios te bendiga!
Con mucho amor,
A. Lamboy
