En este capítulo de Mateo, vemos el momento cuando Jesús entra a Jerusalem. Al leerlo, fui llevado a compararlo con la iglesia a través del tiempo y en el contexto de lo que estamos viviendo hoy en día.
En este capítulo vemos lo que la palabra pone por título: La entrada triunfal de Cristo a Jerusalem. Fue triunfal porque fue recibido por las multitudes con ramas de árboles y las tendían según pasaba, le adoraban al decirle “bendito el que viene en el nombre del Señor”. Pero más adelante leemos como al entrar al templo Jesús echó fuera a todos los que compraban o vendían en el templo, y fue cuando dijo que su “casa es casa de oración”. Y esto causó molestias entres los sacerdotes y la palabra dice que se indignaron. Muchas veces vemos en la palabra una sociedad que se molestaba por lo que Jesus predicaba.
Por muchos años hemos vivido bajo esa entrada triunfal donde la iglesia era respetada y celebrada. Pero en este tiempo parece ser que el mensaje del evangelio causa que mucha gente se indigne y necesiten callar a la iglesia. Habrán veces donde la iglesia tendrá que ser vocal y expresar cosas que causen indignación en un pueblo que quiere vivir a su manera y dejar lo que la biblia ha establecido atrás. En este caso vemos cómo Jesus vio algo incorrecto al usar el templo para tener tiendas de vender y comprar y no se quedó callado. Dejó claro lo que Dios establece sobre el respeto que merece su templo y que es un lugar de adoración. Y esa acción como vemos en versículo 15, causó que sacerdotes y escribas se indignaran y buscaran como acabar con el mensaje de Jesús.
Y para lograr esto no se trata de insultar o de gritarle pecador a nadie, o humillar con palabras. Si vemos en este ejemplo un Jesús molesto que tumbó las mesas, pero en realidad todo lo que hacía, hasta buenas obras, indignaba a aquellos que no querían cambiar o reconocer sus enseñanzas. El amor de Cristo fue manifestado en su mejor manera en la cruz y el propósito de esa cruz fue salvar nuestra alma, aun si significara que en nuestra humanidad nos indignáramos o nos tengamos que confrontar con la realidad de nuestro pecado y cambiar. La iglesia sí debe predicar en amor, pero no podemos eliminar lo que no nos guste o lo que la sociedad quiera cambiar. Cuando leemos el libro de los Hechos vemos a un Pablo que habló sobre evangelio aún cuándo sabía lo que eso significaría para su vida y la posibilidad de perderla. La pregunta que nos debemos hacer es si estamos dispuestos a predicar el evangelio aun cuando cause incomodidad.
Jesús fue mediante buenas obras y el poder de sus mensajes que causaban esa incomodidad, porque sabían que su manera de vivir corría peligro porque no estaban dispuestos a cambiar. Mi compañero en esta página, Alfredo, nos compartió algo que es tan clave para la misión de la iglesia, morir a nosotros y que viva Cristo. No va a haber forma de que en momentos donde intenten callar a la iglesia nos atrevamos a hablar sino es muriendo a nuestro deseos, planes y temores y que solo viva Cristo. No es fácil y por eso yo siempre lo digo, que solo lo lograremos si nos metemos con el Señor en oración y estudio de su palabra.
30 Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír qué Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 31 Y la gente los reprendía para qué se callaran, pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Mateo 20: 30-31
Quiero terminar mirando este versículo de Mateo 20:30-31, en este caso si lo vemos podemos pensar que es más fácil por que en este momento los ciegos están buscando su bendición y no dejaron que los callaran. Pero puede venir el momento donde para algo tan sencillo como orar te manden a callar aunque estes orando tú solo en algún lugar público, no puedas mencionar a Jesús, porque alguien le moleste. Sea para bendición o para proclamar el evangelio, debemos orar para que no tengamos miedo y gritar la verdad de Cristo a un mundo que ya no quiere escuchar. En este tiempo he visto la necesidad de que nosotros como individuos y como Iglesia nos acerquemos más a Dios es porque se asoman cambios. La iglesia está llamada a amar a todos, pero amar según nos enseña la palabra y no como la sociedad que se aparta de lo que Dios dicte, lo que es amor de verdad. Busquemos de Cristo para que hallemos gracia y podamos incomodar a la gente con el verdadero evangelio de Cristo y que así su palabra pueda alcanzar a los que así Dios permita.
¡Dios les bendiga!
Atte.
Luis
