Lucas 17:14-20
Reina-Valera 1960
14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
En mi casa hace tiempo vivíamos mi mamá, mi hermana, mi sobrino ( 3 o 4 años por ahí) y yo. Y un día fui a una tienda a comprar algo y vi unos carritos “hot wheels” a 3 pesos y le compré uno. Cuando llegue a casa y se lo di ese niño se puso tan feliz, se lo enseñó a la mamá y a la abuela y a mí me abrazaba. Y yo por dentro, pero si eso es una bobería, no esperé que se alegrara tanto y que me lo agradeciera tanto.
Por qué empiezo con esa anécdota, porque se me parece en algo a lo que leí en estos versículos. En este momento en la palabra vemos a diez hombres que vieron a Jesús y le gritaron que tuviera misericordia de ellos. Jesús les dice que vayan a donde los sacerdotes. En el camino fueron sanados, uno de ellos al darse cuenta regresó y se arrodilló ante Cristo a adorarle.
Mi sobrino pudo haber cogido el juguete e irse a jugar sin la mas mínima expresión, como yo pensé que iba a pasar, pero en su corazón entendió que no tenía que comprarle el juguete y lo hice, y como a él le encantaban los carritos su alegría no la pudo contener.
Aquí vemos diez hombres que entiendo yo ser sanos era su anhelo mas grande. También tenemos que entender que Jesús no tenía que sanarlos, sino que por gracia y por su amor los sana. Y solo uno de ellos no pudo contener su alegría de ser sanado y entender que Jesús no tenía que haberlo sanado y lo hizo y tubo que regresar a darle gracias y adorarle.
No quiero poner como que los otros nueve eran malos o no agradecidos, en una parte fueron obedientes y siguieron donde los sacerdotes. Pero pienso que a Jesús le agradó que el hombre regresó para agradecerle porque preguntó por los otros nueve. Esto me habla de que como cristiano debo mantener una actitud de niño, de maravillarme en cada detalle de Dios a mi vida, una vida de adoración en cada momento.
Seamos como ese hombre y nunca dejemos de maravillarnos de las bendiciones grandes y pequeñas que tiene Dios con nosotros. Recordemos que no tiene que hacerlo, pero como Padre y por su gracia nos bendice.
Att.
Luis
