Quisiera empezar este artículo dando un poco de mi historia. En el 1997, a punto de graduarme de la escuela fui invitado a asistir a una iglesia por donde yo vivía. En ese momento pasé al frente y acepté a Jesús como salvador. Al empezar la universidad decidí dejar de ir a la iglesia, pero no alejarme de Jesús. En mi mente todo estaba bien, yo iba a mis clases, la realidad siempre estaba en mi casa y en mi opinión era buena persona. Luego un día en la universidad me da con caminar por el campus y me entregan un papel, luego más adelante me dan otro papel, hasta que al tercer papel la verdad es que me senté y tuve que preguntarle a Dios ¿qué me quieres decir? El versículo fue el siguiente:
“Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte.”
Proverbios 14:12 LBLA
Ese versículo es uno que quedó marcado en mi corazón. La verdad es que corremos peligro cuando nosotros mismos establecemos una medida para decir que estamos bien y que llegaremos a la vida eterna. La única medida para nuestra vida debe ser la palabra de Dios donde en un versículo dice que no había ni uno bueno. Necesitamos de Cristo para poder ver de verdad nuestros pecados y ver su gracia y salvación. No se trata de que me considere bueno o no, se trata de entender que no lo soy y que a diario necesito de la sangre de Cristo para que me limpie. Esto no es para vivir con un sentido de culpabilidad, pero no podemos llegar al extremo de pensar que porque no hago daño a nadie ya no necesito buscar de Cristo como él quiere que lo busquemos. El peligro es que como humanos caemos en negociar con el pecado y creemos que con eso llevamos una vida que le agrade a Dios. En los tiempos en que vivimos que tantos mensajes son expuestos tanto en la sociedad como en la misma iglesia, debemos tener cuidado de no creer todo porque para nosotros suene bien o haga sentido.
No hay porque sentirnos mal si nos damos cuenta de que nuestros caminos necesitan cambiar. En Proverbios 3:6 la palabra nos dice que lo reconozcamos en todos nuestros caminos y el enderezará nuestras sendas. La gracia de Dios es nuestra mayor ventaja. Cuando leemos la advertencia de que hay caminos que nos parecen bien y no lo son, Dios lo da bajo la mirada de su amor que quiere que todos alcancemos la vida eterna y sabe que solo a través de Jesús es que podemos llegar.
Att
Luis
