Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. (S. Lucas 1:1-4 RVR1960)
Hoy quiero decirte que nos corresponde a nosotros como a Lucas, ordenar la historia que aprendimos por medio de ministros de la palabra. Aquellos que vieron con sus ojos espirituales y nos pasaron principios como base fundamental de vivir.
Nosotros tenemos la responsabilidad de investigar, estudiar, escudriñar con diligencia todas las cosas desde esos principios, para entonces decir, enseñar y pasar lo descubierto y conocido a las demás generaciones. Todo con la intención de que conozcan bien la verdad.
El mismo Jesús le decía a quienes le preguntaban y trataban de hacerlo quedar mal, que estaban cometiendo un error o que hacían preguntas incorrectas, porque no conocían o ignoraban las Escrituras. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. (S. Mateo 22:29 RVR1960)
Por eso debemos tener cuidado de no caer en el hábito de hacernos o hacer preguntas equivocadas o incluso tratar de justificar nuestras acciones delante de Dios, ignorando las cosas que no nos agradan de lo que está escrito. Jesús cuando hablaba de la Escritura, hablaba de lo escrito antes de su nacimiento. Debemos reconocer que necesitamos volver a escudriñar, estudiar e investigar la Biblia desde el principio, como origen y como ley universal. Hay que cuidar que nuestros deseos, metas, lujos, ideas, conocimientos, entre otras cosas, no nos aparten de la verdad. ¡Jesús es la verdad!
Dicho esto, hay mucha gente que cree en Jesús y que reconoce que a través de Él es que somos salvos y veremos a Dios. Eso es totalmente cierto, pero mi pregunta es: ¿solo hace falta reconocer que Él es nuestro salvador o también tenemos que seguirle y aplicar en nuestra vida sus enseñanzas?
Un ejemplo sencillo: Una persona puede creer y dar por hecho de que hacer ejercicios y comer saludable es bueno para la salud, pero no hacer ejercicios ni comer saludable, porque le gusta comer así. ¿Creer en que es bueno comer saludable y hacer ejercicios evitará que se enferme o lamentablemente muera a consecuencia de lo que come?
Según lo que observo, hoy en día no se habla de arrepentimiento y cambio. Más bien se habla de que, Jesús me ama tal como soy. Y me parece prudente señalar que no podemos excluir ninguno de los dos planteamientos. Ciertamente, Jesús nos ama y lo demostró muriendo en una cruz, siendo inocente, por nuestros pecados y malas costumbres. Entonces, ¿cómo nosotros le demostramos que lo amamos a Él? ¿Implica cambio?
¡Busca la respuesta! Haz como Lucas, investiga, conoce y enseña las Escrituras!
¿Te atreves a conocer la Verdad?
Con amor,
A. Lamboy
