Mateo 26:7-9
7 se acercó a Él una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre Su cabeza cuando estaba sentado[a] a la mesa. 8 Pero al ver esto, los discípulos se indignaron, y decían: «¿Para qué este desperdicio? 9 Porque este perfume podía haberse vendido a gran precio, y el dinero habérselo dado a los pobres».
En cuanto a nuestra relación con Cristo se trata, es algo personal y es entre tú y Dios, se trata de darle lo mejor de lo que esté en ti. Sí, hay una parte donde Dios mira la iglesia, pero hay una adoración donde Dios no te compara con nadie, solo mira tu corazón. Dios conoce lo que hay dentro de nosotros y sabe cuándo le estamos dando lo mejor de lo que tenemos. Estaba pensando en Caín y Abel y pienso que Dios cuestiona la ofrenda de Caín no porque fuera diferente a la de Abel, sino porque no fue lo mejor de lo que tenía y Dios lo sabía.
Miremos este ejemplo en la palabra. Ya cerca del momento en el cual Jesús sería entregado para ser crucificado vino una mujer y derramó sobre los pies de Jesús un perfume que costaba mucho dinero. Es unos de los actos de adoración más hablados en la biblia y me acuerdo de una canción que tocaba en el ministerio de adoración que hablaba de querer ser perfume derramado a sus pies. Es el acto de reconocer lo que ha hecho Cristo en nosotros y derramar lo mejor que tenemos a sus pies. Lo mejor que ella tenía era ese perfume caro y lo derramó a Dios. Si imaginamos que presenciamos ese evento no podemos pensar que entonces la única manera correcta es derramar un perfume caro. Lo que Dios busca es que entregues lo mejor de lo que tú tienes. A lo mejor hoy no es un perfume caro, pero en otro momento lo será, lo que Dios busca es algo que sea sincero y que venga de nosotros. Y qué bueno que en la palabra tenemos otro ejemplo de una mujer que dio un centavo y fue considerado como la mejor ofrenda, para que veamos que se trata de que le demos a Dios lo mejor de lo que tenemos.
Una verdad que vivimos en cualquier sentido en esta sociedad, es el miedo al que dirán otros. Y esto a veces nos hace a lo mejor esconder ese perfume de adoración que tenemos hacia Dios. Y qué bueno que Dios en la palabra pone el acto de esta mujer, pero también nos presenta como reaccionan los que estaban allí. Vemos que dice en él versículo 8 que los discípulos se indignaron por lo que hizo esta mujer. Al leerlo me resaltó tanto como los mismos discípulos reaccionaron. Me pongo en el lugar de ella y me imagino que se sintió que hizo algo mal, y tuvo que Jesús reafirmar su acción de derramar el perfume. Me pregunto que nos querrá enseñar Jesús con poner en la biblia que los discípulos reaccionaron así. Es difícil probar qué estaba en sus corazones y si había una razón más allá de que el dinero que hubiesen adquirido por el perfume se pudo haber usado para dar de comer a los pobres.
La mujer hizo lo correcto, hizo lo que salió de su corazón y se lo entregó a Cristo. La enseñanza aquí es que lo que esté en tu corazón darle a Cristo dáselo, si otros te dicen que es poco o que es mucho no debe desanimarte porque le estás dando lo que es en ese momento tu mejor perfume. Pienso que los discípulos reaccionan así porque no entendieron el porqué esa mujer hizo lo que hizo. Ellos no pueden saber qué hay en su corazón y el efecto que tuvo Jesús en su vida donde la única manera que ella sintió que podía agradecerlo era entregando su perfume caro. Por esto es que la manera en que adoremos o busquemos de Dios es algo personal, porque nadie sabe lo que hay dentro de ti y el porqué sientes dar lo que sea que estés dando a Dios.
Yo siempre he sido una persona bien privada y se me hace difícil muchas veces expresarme, porque la realidad es que pienso en el qué dirán. Es necesario aprender que la opinión de otros en este sentido no debe ser algo que nos impida darle nuestro mejor perfume. Por eso me refiero a tu mejor perfume, porque es algo personal, lo que den otras personas no debe ser tu enfoque, es analizar tu corazón y ver si le estás dando lo mejor de ti, si es así, permanece tranquilo, porque Dios lo sabe, y si es no la respuesta pidámosle a Dios que nos ayude para que rindamos lo mejor de nosotros a sus pies.
¡Derramemos hoy nuestro mejor perfume!
Atte.
Luis
