Hace varios días mientras oraba, mi hija entró a mi cuarto, y me dijo: “pon música.” Y yo le dije que le iba a poner lo que estaba escuchando y así lo hice. De pronto, Alina parándose frente a la ventana, comenzó a hablar de las nubes y el cielo. Además, observando los edificios, establecimos una bonita y extensa conversación.
Hablamos de todo lo que ha hecho el hombre gracias a Dios y la sabiduría que nos ha dado. Esa sabiduría, que logró que el ser humano, de vivir en cuevas, ahora pueda vivir en edificios y estructuras que sirven para dar albergue y para la creación de muchos hogares.
Además, analizamos y afirmamos, que el ser humano ha logrado hacer tanto, que se ha olvidado de quien le dio las herramientas para hacerlo. Y por eso hoy la gente vive despreocupada de lo que quiere hacer Dios, porque viven pensando en lo que pueden hacer ellos o lo que han logrado hacer “ellos mismos”.
Le conté que Jesús dijo que sin Él nada podíamos hacer. Explicándole que sin Él no podíamos hacer la voluntad de Dios. “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13 RVR1960)
Además, le comuniqué, que así como se veían las nubes negras en el cielo, hoy día la gente también ve nubes negras, pero que nosotros quienes tenemos a Jesús podemos recordar que detrás de esas nubes negras, sigue habiendo un cielo azul y una luz radiante. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (S. Juan 16:33 RVR1960)
Mi hija salió corriendo y sin decir una palabra regresó saltando con dos aviones de papel que habíamos hecho juntos, y dijo: “el avión grande es Dios y nosotros somos el pequeño y debemos volar juntos.”
Y yo le dije que así debe ser, pero que a veces cuando aprendemos a volar queremos ir a lugares que no nos corresponden o son peligrosos y no debemos ir. Pero a pesar de eso, decidimos alejarnos del camino que Dios quería y nos desviamos.
Afirmé, que todo ser humano, incluyéndonos, debe pegarse y atarse a Jesús, para poder ser guiados y protegidos por Él, aún cuando el viento sople fuerte o haya tormenta. Mi hija salió rápidamente y regresó con una liguilla y juntó el avión grande con el pequeño y dijo ahora sí pueden volar juntos y los lanzó al aire. ¡Verdaderamente no se separaron!
Pues nuestra conclusión fue que para que Dios y el hombre caminen juntos sin separarse deben tener a Jesús. Él es la liguilla que une y sostiene al hombre junto a Dios, porque Jesús es el camino correcto, la única verdad y el dador de la vida eterna. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” S. Juan 14:6 RVR1960
Si estás leyendo este artículo no es por casualidad. Estoy seguro que Dios quiere confirmar su amor, diciéndote “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” S. Juan 11:25 RVR1960
Si crees, mantente firme y velando no caer en desobediencia. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” (1 Corintios 10:12 RVR1960) Y si aún no has creído, pues ya es hora de creer, para que por amor a Él, obedezcas a Dios y tengas vida eterna. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (S. Juan 3:16 RVR1960)
¡Dios te bendiga!
Con mucho amor,
A. Lamboy
