En esta serie de mensajes, hemos conversado acerca de la importancia de reconocer nuestra responsabilidad ante la destrucción de nuestra protección contra el enemigo. Además, de que de nuestra relación con el Rey dependerá si autoriza o no la reconstrucción. Asimismo, de ser aceptada la propuesta solo el Rey puede hablar con las personas indicadas para ayudar con materiales y abrir el camino para la cumplimentación del plan. También, hablamos que hay enemigos que no quieren que completamos el plan que Dios tiene para nuestras vidas.
Hoy quiero hablar de los enemigos que tenemos cerca de nosotros, esos que queriendo o sin querer evitan o retrasan el proceso de construcción.
“Decían: «Nuestras familias son tan numerosas que necesitamos más comida para sobrevivir». Otros decían: «Hemos hipotecado nuestros campos, viñedos y casas para conseguir comida durante el hambre». Otros más decían: «Para poder pagar los impuestos, tuvimos que pedir dinero prestado dando nuestros campos y viñedos como garantía. Pertenecemos a la misma familia de los que son ricos, y nuestros hijos son iguales a los de ellos. Sin embargo, tenemos que vender nuestros hijos como esclavos solo para conseguir lo necesario para vivir. Ya hemos vendido a algunas de nuestras hijas, y no hay nada que podamos hacer, porque nuestros campos y viñedos ya están hipotecados a otros».” (Nehemías 5:2-5 NTV)
A veces, las personas se aprovechan de nuestras necesidades básicas para hacerse de más dinero. Aquí no estoy hablando de querer hacer dinero vendiendo televisores, aquí estoy hablando de comida básica para sobrevivir. Y no se trata de cualquier persona, se trata de que a veces tu propia familia se aprovecha.
Estoy tratando de que se vea reflejado que la necesidad básica de una persona puede ser también utilizada para evitar la reconstrucción.
En el caso de los judíos, estaban cansados, endeudados y llegó el momento que no podían continuar la reconstrucción debido al abuso de sus propios familiares, su pueblo. En nuestro caso, además de problemas con el abuso del gobierno, problemas económicos, salud, etc., a veces es la desaprobación de un ser querido a tu inquietud de servirle a Dios, o quizás los escollos económicos que tú familiar no quiere aportar para que te desarrolles. No siempre es con mala intención, pero hablando se sus opiniones en contra de nuestra inquietud, pueden hacernos sentir que no podamos continuar o avanzar con el proyecto.
Por otro lado, a veces nuestras necesidades o deseos pueden hacernos caer en un círculo vicioso que nos pausa o no nos permite seguir con el plan de Dios para nuestras vidas. Por eso debemos estar atentos a nuestros enemigos y velar que nosotros no seamos el enemigo de nuestro plan o el enemigo del plan de otra persona. Al final Nehemías habló con el pueblo judío y se pudo llegar a acuerdos razonables para que tuvieran una convivencia sana como familia y poder continuar la reconstrucción del muro. Esto nos enseña que debemos perdonar las deudas de nuestros familiares y que para el logro de una meta se debe estar dispuesto a hacer sacrificios.
No podemos ser egoístas y pensar solo en nuestro propio beneficio. Debemos ser facilitadores para que la construcción se pueda terminar. En este contexto histórico hablamos de cómo Nehemías salió de la comodidad del palacio del Rey, puso su vida en riesgo y sus bienes a disposición de su pueblo. Jesús salió de la comodidad del Reino y puso su vida en riesgo para salvarnos a nosotros de la muerte. Gracias a su sacrificio nosotros hoy podemos reconstruir el muro que el enemigo destruyó el día que el hombre desobedeció a Dios. Jesús nos dio la oportunidad de vivir y mantener una muralla protectora para que el enemigo no pueda entrar a nuestro corazón.
Por eso hoy, así como Nehemías, debemos dejar nuestra comodidad e ir por nuestro pueblo para convencerlos de que juntos podemos construir un muro para nuestra protección. Gracias a Dios esté muro se puede construir. La zapata es creer en Jesús como nuestro Salvador. Dios ya te autorizó a comenzar la construcción. ¡Qué estamos esperando!
✓Aceptemos nuestra responsabilidad por el mal.
✓Deseemos cambiar y aceptar la ayuda de Jesús para lograrlo.
✓Cultivemos una relación con Dios a través de su palabra.
✓Dios concederá las peticiones de nuestro corazón, nos apoyará con protección y materiales.
✓Tomemos acción para lograr el plan de Dios en nuestra vida.
✓Velemos por los enemigos externos e internos que querrán evitar la construcción.
✓ Cumplamos el plan de Dios para nuestra vida.
¡La paz de Dios esté con nosotros!
Con amor,
A. Lamboy
