Que nunca te abandonen el amor y la verdad:llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón.Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.
Proverbios 3:3-4
No hay peor cosa que nos pueda pasar que perder el amor. Y me refiero a cualquier tipo de amor no solo a una pareja. Podemos perder el amor a la vida, a la iglesia y hasta a Dios, si no tenemos cuidado de cuidar y amar correctamente.
Cuando Dios nos dice en el libro de la sabiduría (Proverbios) que nunca nos abandone el amor, tuve que detenerme y pensar. Pienso que me habla de un amor interno, se trata de como yo vivo y como está mi amor hacia Dios y los demás. Un amor externo no tengo forma de controlarlo y me puede abandonar. Pero mi decisión de amar a Dios y los demás solo me abandona si yo así lo permito. Y no hay peor cosa que perder el amor. Dejamos de relacionarnos con las personas y muchas veces hasta con Dios. En la vida cuando algo se va algo ocupa ese lugar, y podemos cambiarlo por coraje y amargura y entonces se vuelven parte de nosotros y no creo que es una buena forma de vivir.
Lo otro que me resalta es como dice que nuestra fama ante los demás será buena. Una cosa que no se puede fingir es el amor. Como iglesia el llamado es de llevar el evangelio de Cristo a todos pero cuando no hay amor, el mensaje no llega igual que cuando viene de una persona que de verdad ama a Dios y por ende su amor hacia las almas es sincero y no busca su propio bien. Por eso para todo en nuestra vida, tenemos que procurar andar en amor. El amor no puede ser uno que prendamos y apaguemos según queramos.
Claro que no es fácil, en relación a amar a los demás podemos poner miles de excusas, pero al final la vida de Jesús es nuestro mas claro ejemplo de andar en amor. Y quiero aclarar que amar no se trata de aguantar a alguien que te trate mal, se trata de que aunque te alejes lo puedas amar lo suficiente para orar por él y no dejar que el odio y el coraje te dañen a ti.
Cuando nos abandona el amor, puede también entrar el temor. La vida nos lastima y cambiamos el deseo de amar por el temor a que nos lastimen. Las personas nos lastimarán; es inevitable, pero cuando el amor toma un lugar fuerte en nuestro corazón podemos sanar y no dejar que esa herida nos robe de otras relaciones que podrían ser de bendición. El amor cambia nuestra mirada antes las cosas, las personas a lo mejor no cambien, pero en el amor de Cristo sí cambia como nosotros manejamos las relaciones y las situaciones.
En amor,
Luis
