Tema: ¡No seamos parte del complot para entregar a Jesús para que muera! 

“Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce; y este fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero. Y él se comprometió, y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.”

(S. Lucas 22:3‭-‬6 RVR1960)

Lo que deseamos el enemigo lo utiliza para que, como Judas, nosotros también entreguemos a Jesús para que muera. ¿Cuántas veces no hemos elegido hacer algo que no está bien delante de nuestro Señor? ¿Cuántas veces nuestro deseo ha hecho que pongamos al enemigo primero que nuestro Señor? ¿Acaso no es eso entregarle a Jesús al enemigo? ¿Acaso no es eso hacernos cómplices de la muerte de Jesús en nuestra vida? 

Aparentemente, Judas entregó a Jesús por amor al dinero pero: ¿cuántas veces nosotros no lo hemos entregado por otras razones? Yo creo que el deseo propio a veces hace que no cumplamos con el deseo de Jesús para nuestra vida. Por esta razón, muchos vivimos una vida aparentando estar con Jesús o siendo sus discípulos. Lamentablemente, a la hora de escoger hacer su voluntad o la nuestra: ¿cuántas veces escogemos hacer la suya? 

Esa es la pregunta que me hago hoy. Yo reconozco que en el transcurso de mi vida en muchas ocasiones yo he escogido el dinero, la comida, el alcohol, el sexo, el trabajo, el aumento de salario, el ascenso laboral, el dormir más, entre tantas otras cosas, por encima de su voluntad. Y al igual que Judas he terminado arrepentido y con la culpa de haber entregado a Jesús. ¿Sabes? Jesús sabe que cuando lo entregamos al enemigo y nos separamos de Él las consecuencias son nefastas. “A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!” (S. Lucas 22:22 RVR1960) 

Mientras no aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, lo tratamos como ladrón y lo mandamos a la cruz a morir. “Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?” (S. Lucas 22:48‭, ‬52 RVR1960) Hablamos de Judas, pero a veces nos olvidamos de Pedro, quién lo negó tres veces. “Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco.” (S. Lucas 22:57 RVR1960) ¿Cuántos de nosotros hoy día a veces lo negamos con nuestra boca, silencio o acciones?  

Cuando nosotros negamos a Jesús, ya sea por temor a alguna consecuencia o lo entregamos a la muerte en nuestra vida para realizar nuestros propios deseos, estamos dejando ir la vida y abriendo la puerta a la muerte. “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.” (S. Mateo 27:3‭-‬5 RVR1960)

Nosotros al igual que Judas nos daremos cuenta de que no hay dinero, posesiones, nada que sea más importante que Jesús y su Salvación. Así también conoceremos que al enemigo no le importa nuestra vida. La buena noticia es que no tenemos que acabar con nuestra culpa como Judas. ¡No tenemos que quitarnos la vida! Todo lo contrario. Tenemos la oportunidad de arrepentirnos y demostrarle a nuestro Señor que estamos arrepentidos con nuestra boca y nuestras acciones. Pedro se arrepintió y le dijo te amo. Yo también le digo a Jesús que lo amo y espero algún día tener la misma fe que Pedro cuando fue valiente y no lo negó más e incluso murió por amor a Jesús. “Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” (S. Juan 21:17 RVR1960) 

Nosotros podemos ir a Jesús, porque no importa cuántas veces lo entreguemos Él no está muerto; ¡Jesús está vivo! Y nos está preguntando: ¿Me amas? Cuando lo afirmamos como nuestro Salvador somos perdonados. Somos libertados de la culpa y la muerte. ¡También vivimos junto a Él! 

Hermanos, volvamos a Jesús.

¿Qué le contestarás a Jesús el día de hoy? 

¿Lo amas?

Con mucho amor,

A Lamboy

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