“Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto.”
Génesis 3:8 LBLA
Acabamos de celebrar el glorioso día de la resurrección de Cristo. Por ese sacrificio somos limpios de todo pecado, y tenemos acceso al Padre y a la vida eterna. Pero yo creo que se habla muy poco del pecado que es un obstáculo que todos enfrentamos y que es difícil de vencer, es mas, solo en Cristo es que podemos vencer.
Todos sabemos la historia cuando Adán y Eva comen de la fruta tentados por la serpiente, aunque sabían que Dios les dijo que no la comieran. En este relato podemos ver como funciona el pecado y la tentación. La serpiente buscó como hacer sonar bien algo que ellos sabían que no podían hacer. Y mas allá que eso, yo pienso que por dentro ellos tenían curiosidad sobre la fruta y el árbol. Debemos entender que no seremos tentados por cosas que no nos gusten. Es importante conocernos para poder velar y pedir ayuda a Dios para no caer.
Hay que velar y orar porque hay perdón si caemos, pero debemos aspirar a vencer las tentaciones. Primero, porque Dios exige santidad y debemos aspirar para ,con la ayuda de Cristo, alcanzarla. Y segundo, el pecado nos separa de Dios. Por eso la insistencia del enemigo en tentarnos, el sabe que el pecado produce vergüenza y nos escondemos de Dios. Cuantas veces pecamos y nos tardamos en ir a su presencia a pedir perdón, porque como Adán y Eva nos escondemos, de repente; no nos atrevemos ir al Padre. Es algo que me llamó la atención, Adán y Eva gozaban de una cercanía con Dios y de repente se les olvida esa relación de confianza y se escondieron, porque se vieron desnudos. Y es que el pecado abre nuestros ojos y nos da vergüenza estar ante Dios. Mientras somos tentados solo vemos aquello que es atractivo, luego si cedemos llega la vergüenza y nos escondemos de Dios.
Lo mejor es evitar el pecado. Y cuando pensamos en los deportes, el secreto es conocer las debilidades del oponente y saber como atacarlo para ganar el juego. Por eso, es importante saber como trabaja el enemigo y conocernos a nosotros mismos para junto a nuestro dirigente que es Dios, formar las estrategias para no caer en la tentación. Pero es importante seguir esa dirección que da el dirigente, que para nosotros es la palabra de Dios y Espíritu Santo que nos dirige.
Algo que debemos recordar es el por qué tanta insistencia del enemigo en que seamos tentados, porque sabe que eso causa que nosotros nos alejemos de Dios y puede ir gradualmente. Podemos caer una vez y pedimos perdón y seguimos, pero si no manejamos el pecado puede seguir creciendo y producir en nosotros tanto dolor y vergüenza que nos alejamos de Dios. Y digo nosotros, porque Dios no se aleja, sino que nos llama con amor para que volvamos a Él.
La fuente de nuestra vida es Cristo y si el pecado nos aleja de Cristo, entonces moriremos, y no me refiero literal, pero emocional y espiritualmente. Y si el pecado provoca que nos alejemos, porque no le damos importancia a como vencer el pecado. Es un tema difícil, pero se tiene que hablar en la iglesia, porque es una realidad que todos enfrentamos. Yo no creo que el que cae en pecado no ame a Dios, es que es humano, y porque amamos a Dios al pecar el instinto es escondernos. Pero el llamado de Cristo es que vayamos a Él confiados que el no rechaza un corazón humillado y arrepentido. No hay porqué escondernos si el sabe todo y nos espera para perdonarnos y levantarnos.
Hermanos, vivamos en paz sabiendo que tenemos un abogado justo y misericordioso, pero también tomemos acción contra un mundo donde cada vez es mas fácil ceder a las tentaciones y al pecado. Es tiempo de buscar de Dios como nunca y analizar dónde estamos y qué cosas necesitamos trabajar para poder vencer y vivir en camino a la santidad, con la ayuda de Cristo.
¡Dios les bendiga!
Luis
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