Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche. Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes: Simón (a quien llamó Pedro), Andrés (hermano de Pedro), Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (a quien llamaban el zelote), Judas (hijo de Santiago), Judas Iscariote (quien después lo traicionó). (Lucas 6:12-16 NTV)
Jesús antes de tomar alguna decisión o realizar alguna conducta oraba a Dios. Hay muchos ejemplos de Jesús separándose de sus discípulos y de la gente para ir al monte a orar. Me llama la atención que en estos versículos se especifica que oró toda la noche y luego escogió quienes serían llamados apóstoles. Yo pensaría que como Jesús oró a Dios toda la noche pues entre los apóstoles no estaría un traidor como Judas Iscariote.
Lo que me hace reflexionar que muchas veces pensamos que si oramos todo saldrá como esperamos, porque hemos puesto a Dios primero en nuestras decisiones, pero la realidad es que todo saldrá como Dios espera que suceda. Y tenemos que reconocer que sus decisiones son mucho mejores a las nuestras aún cuando no todo sale como esperamos. ¿Cuántas veces hemos orado por alguna persona, situación, enfermedad, etc., y las cosas no salen como queríamos? No sé a ustedes pero a mí me ha pasado muchas veces y tengo que confesar que entro en un conflicto espiritual entre mi fe y mis deseos.
Jesús oró toda la noche y aún así Judas Iscariote se “coló” entre los escogidos. Nosotros oramos por algún enfermo y no se sana. Oramos para que un hermano llegue a los pies de Jesús y aún no ha tomado una decisión. Oramos por un trabajo y no llega, entre otras oraciones. Hay oraciones que Dios me ha contestado y de las cuales algunas no esperaba el desenlace. Hay otras oraciones que aún estoy en espera, pero lo importante es saber que aún cuando las cosas no estén pasando como quisiéramos al final su voluntad es perfecta y esa debe ser nuestra confianza.
Digo esto porque Jesús oró toda la noche y entre los escogidos Dios permitió que Judas Iscariote fuera elegido. No se coló, Dios lo puso ahí porque alguien tenía que entregar a Jesús para que el plan de Salvación tuviera lugar. O sea, nos guste o no el plan de Dios para salvarnos era que Jesús siendo perfecto muriera por nuestras imperfecciones para limpiarnos y enseñarnos el camino al Padre.
Por lo tanto cuando oremos debemos confiar que nada ni nadie va a interponerse en la voluntad de Dios y que pase lo pase, si ponemos a Dios en primer lugar, todo obrará para bien.
Dios es bueno y maravilloso. Él quiere enseñarnos que así como Jesús ora en todo momento también nosotros oremos en todo momento. A veces nuestra oración difiere de la de Jesús en que Él oraba con verdadera convicción y esperando realmente la voluntad de Dios por encima de todo.
Honestamente, debemos entender que cuando amamos a Dios y a nuestros hermanos como Jesús los amó, estaremos dispuestos a confiar en Dios, aún cuando las cosas no están sucediendo como queremos o esperamos. Esa es la verdadera fe. Tener esperanza de que Dios tiene un plan para nuestra vida y mientras estemos poniéndolo a Él primero en nuestra vida al final ese plan se cumplirá.
Pongamos toda nuestra confianza en nuestro Dios y veremos su gloria en nuestra vida. Y la gente verá la luz encendida en nuestro rostro porque Jesús lo estará iluminando.
Dios nos bendiga y nos dé la esperanza y la paz que solo Él puede dar.
Con amor,
A Lamboy
