11 Por tanto, alentaos[h] los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
1era de Tesalonicenses 5:11
Yo pienso que una de las razones por las que Dios nos exhorta o hasta nos exige que nos congreguemos es para que nos fortalezcamos los unos a otros. Solos es difícil luchar y podemos caer, al tener hermanos en la fe podemos sentir ese apoyo que nos levanta cuando no podemos estar de pie y de ayudar a otros cuando ellos no puedan.
Me gustó mucho ese versículo porque habla de dos cosas diferentes, pero que van a la mano. Alentar se define como dar ánimo a otra persona (freedictionary.com). Edificar, según las definiciones que encontré dice que, es servir a una persona de ejemplo, establecer asociaciones e infundir en otros con ejemplo (freedictionary.com). Ambas sirven para que la persona avance y es un llamado de suma importancia entre el cuerpo de Cristo, que nos ayudemos a avanzar en la carrera hacia Cristo. Ahora, es bien importante la manera en que se hace.
Pero vamos primero al llamado de alentarnos los unos a los otros. Para que esto funcione hay dos cosas necesarias, que tú como persona lo permitas y que como hermanos estemos dispuestos a hacerlo. El alentar a alguien no es solo decirle un tú puedes o lo lograrás porque Dios está contigo. Eso es bueno escucharlo, pero debe haber acciones mas allá de un saludo o una conversación. Es el sacar tiempo para esa persona que lo necesite, en la acción esa persona es tocada y puede recibir ese ánimo que necesita. Y me encanta que esto parece un mensaje donde depende de nosotros y no es así; necesitamos estar cerca de Cristo no solo para el hacer, sino para saber como guiar y ayudar, y alentar a nuestros hermanos.
Lo segundo habla de edificar. Me gustó que el significado habla de ejemplo para otros. Porque a veces queremos edificar con palabras, pero es el ejemplo lo que en verdad edifica. Al congregarnos podemos mirar a esas personas que con sus frutos demuestran a Cristo y es natural que los veamos y querramos seguir su ejemplo. Contrario a una persona que se encargue en decir todo lo que hago mal, pero su ejemplo no es el mejor. Con esto no quiero decir que no corrijamos, porque la biblia habla de que si vemos a un hermano en algún pecado hablemos con él. ¡Qué responsabilidad!, si cada uno de nosotros vive una vida de verdadera cercanía con Dios va a ser inevitable que como cuerpo nos edifiquemos los unos a los otros. Porque algo en mi vida puede edificar a alguien que lo necesite y alguien puede edificarme a mí.
Así que hermanos, respondamos a este llamado de Dios de estar pendientes de nuestros hermanos, a veces cuesta, pero es importante. En estos tiempos ese aliento y ese hermano que edifique a otro puede ser la diferencia.
Dios les bendiga,
Luis
