En Romanos 7: 15, el apóstol Pablo habla de como lo que quiere hacer no lo hace y lo que no quiere hacer eso hace. Yo sé que se refiere al pecado que cuando nos domina aun aborreciendo lo que hacemos terminamos haciéndolo. Pero esa verdad humana aplica no solo al pecado sino a otros aspectos de nuestra vida.
Hace unas semanas comencé a hacer ejercicios, me apunté en un gimnasio y con mucho sacrificio me levanto a las 4:30 a.m. para llegar a las 5:00 a.m. y poder hacer una hora de ejercicio antes de ir a trabajar. Bueno, eso es lo ideal, pero no siempre me levanto a la hora necesaria para ir cómodamente al gimnasio hacer ejercicio. La meta en verdad es que quiero, al menos en lo que está en mis manos, estar saludable. El ejercicio ha probado que ayuda en muchas cosas. Por muchos años me han hablado de los beneficios y yo no hice caso por mucho tiempo y ahora a mis 42 años estoy creando la rutina, pero al principio es difícil. Tengo que admitir que los días que voy y hago ejercicio me siento diferente comparado con los días que no voy. No es que una semana ya logré rebajar o ponerme en forma, pero mejora el estado de ánimo para el resto del día.
No, tranquilos, esto no es anuncio para que vayan al gimnasio, aunque no sea mala idea, ni cambiamos el enfoque a la página. Lo que pasa es que en mi vida hace poco también empecé una rutina de todos los jueves orar a las 5:30 a.m. con unos hermanos de la Iglesia Pabellón de la Oración en Cayey y mi compañero de LAmbWord.com (Alfredo Lamboy) que también es parte del grupo. Me puse a pensar hoy mismo como la verdad el día es diferente luego de pasar tiempo en la presencia de Dios. Sin embargo, siendo sincero, solo lo hago los jueves, y aun sabiendo la diferencia positiva que hace.
Por eso puse por título a este artículo “Sé que me conviene, pero no lo hago” porque es una realidad que nos pasa a todos. Pablo lo expresó y creo que todos nos podemos identificar con él, queremos orar, queremos leer la palabra, pero muchas veces no lo hacemos.
Quisiera compartir tres puntos que para mi fueron clave en entender la necesidad de buscar más salud ejercitándome y también de la importancia de lo que he logrado esos jueves en sacar el tiempo hacerlos más días.
⁃ Salud – El ejercicio ayuda al cuerpo a estar más saludable y la oración es importante para la salud espiritual. Necesitamos estar llenos constantemente de la presencia de Dios. No podemos pretender manejar las situaciones en obediencia a Dios sino pasamos tiempo para conocer su voluntad y su palabra. La mejor condición para un cristiano es estar cerca y en comunión con Dios.
⁃ Sacrificio- El madrugar para ir hacer ejercicios es un sacrificio pero es un beneficio a mi vida que le da valor a ese esfuerzo. Igual la oración, tenemos que estar dispuestos a sacrificar y hacer un esfuerzo de sacar tiempo para ir a la presencia de Dios. Sabemos que nos conviene y que nos hace sentir diferentes, pero aun así no lo buscamos lo suficiente o como deberíamos.
⁃ Cuando – El mejor momento es hoy, de la misma forma que hoy quisiera haber llevado una vida mas activa antes, lo mismo me pasa cuando pienso que todavía luego de años en el Señor no sé orar como debería, pero está bien, no es para que nos condenemos ahora, Dios solo aprovecha para llamarnos a que empecemos. ¡Y qué mejor momento que ahora!
Hermanos, muchas veces sabemos lo que nos conviene, pero no se trata de saberlo, se trata de aplicarlo a nuestra vida. No podemos seguir dejando lo relacionado a Dios para luego y experimentar con nuestros deseos o nuestra voluntad. Cuando pensé en volver a hacer ejercicios lo primero que entró en mi pensamiento es pedirle perdón a Dios y pedirle que esté a tiempo, porque la salud no espera como a veces pensamos. Pero Dios si nos espera con su gracia y misericordia y fíjate que nunca es tarde; el ladrón al lado de Jesús le pidió ir con él y Jesús le dijo que sí. Pero por qué esperar, si podemos desde ya estar en la presencia de Dios y vivir bajo su amor y cobertura.
Dios les bendiga.
Luis
